Durante este pasado fin de semana (marzo 25-27) tuve la hermosa oportunidad de colaborar con Tierra de Luna, en un Retiro en la finca Plenitud, en las sagradas montañas moroveñas. Nos unimos un grupo de yayas (hermanas) para simplemente dar y recibir con corazones abiertos al amor. Cada una al destaque de su cualidad más valiosa, nos desbordamos en servicio desinteresado. Nos dimos en total confianza, unas a las otras, sin juicio y sin apego. El tiempo o podríamos decir, el destiempo, fue nuestro aliado para dejarnos vivenciar en total gozo del aquí y el ahora. Por mi parte, puedo decir que ya es momento de dejar las distracciones y comenzar a beber de la Fuente.
De la antigua filosofía espíritual China nos llega el Tao, cuyo significado es interpretado como: camino de la naturaleza o camino de los cielos. Sabios como Lao-Tsé y Confusio predicaban el abandono de nuestro propio camino para seguir, en su lugar, El Gran Camino. Estas ideas, junto a ideas similares de otras filosofías espirituales provenientes del hinduismo o el budismo, por mencionar algunas, me hacen mucho sentido, ya que promueven encontrar el balance y la armonía con los elementos de la naturaleza y todos los seres que en ella co-habitan.
Durante una de las dinámicas de grupo, las cuales surgían como guiadas por maestros de luz, una de las hermanitas compartió sus cartas del Tao con nosotras. Cada una tomó al azar una de las tarjetas, para luego leerla en voz alta. Deseo compartir con ustedes la tarjeta que escogí, la cual entiendo oportuno para aplicarlo en este instante de vida que he escogido experimentar.
Quien no conoce la eternidad,
transita ciegamente su desgracia.
Quien conoce la eternidad,
acepta todo.
Quien acepta todo es universal.
Quien es universal es celestial.
Quien es celestial es como el Tao.
Quien es como el Tao es imperecedero.
Aunque su vida se extinga, permanece.
Apegarse a lo ilusorio
trae sufrimiento.
Visualiza lo imperecedero,
medita en la esencia, que es inmutable,
y trascenderás el apego que lastima.
Por mí parte, gracias, muchas gracias a la vida y al amor. Gracias, muchas gracias, por la familia y el perdón. Bendiciones infinitas tengan todos y todas.
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