Al hablar de espiritualidad, las veredas son tan diversas como las opciones ofrecidas en el mercado de consumo, para hacernos la vida más “fácil”. Aunque, a primera instancia, la gran cantidad de opciones parece ser ventajosa, se puede dificultar la toma de decisiones, en especial si las influencias externas que han marcado nuestras vidas siguen teniendo un papel protagónico en las mismas. Es decir, a veces no sabemos si una decisión es tomada por convicción propia, o por si es para complacer a otros, quienes lo más seguro tampoco son fieles a sus propias convicciones.
Me tomó más de tres décadas adquirir mi autonomía espiritual personal, que me capacitara a tomar decisiones sabias, que favorecieran mis vivencias. No fue hasta que entendí que no se trataba de complacer a nadie externa a mí, sino a mí misma, que logré internalizar el sabio consejo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, porque antes de amarme, no me sería posible amar a los demás. Y tal vez creyendo que complaciéndome me haría parecer egoísta ante los demás, pospuse darme la oportunidad de sentirme amada por mí misma.
Cuando hablamos de madurar espiritualmente, el trabajo no se le puede dejar a otros. Nadie más puede darle a nuestros niños internos los abrazos sanadores que de seguro el Padre quiere para sus Hijos e Hijas, de modo que podamos caminar seguros y confiados.
De las lecciones grabadas de Abraham-Hicks, comparto un ejercicio sencillo y práctico, el cual comencé hace poco para manifestar mi Ser divino, aquí y ahora. Se trata de escribir El libro de los aspectos positivos sobre mí, donde uno graba las razones para adorarse. Y como el texto sagrado en proceso que es, sólo se plasman los pensamientos positivos que uno tiene de si mismo, sin restringirse por miedos ni falsas modestias, recurriendo, en el caso de encontrarse escollos, a ventilar las cualidades que uno desearía tener.
Repasando mi propio libro, me deleito al leer mis razones para adorarme:
- Asumo responsabilidad por lo que he creado
- Soy un ser amado, que ama incondicionalmente
- Me agrada mi apariencia física, ya que soy un reflejo de lo que soy internamente
- Acepto que tengo la capacidad de crear experiencias armónicas en mi vida
- Tengo un poder espiritual ilimitado
- En mí mora sólo el amor de Dios y soy una manifestación de Dios
- Me rodea una familia amorosa que sabe apreciar el amor incondicional que profeso
- Soy un ser de paz
- Mantengo un corazón lleno de alegría y alta vibración
- Ingiero alimentos de manera responsable y reconozco la importancia de la intención cuando llevo estos alimentos a mi cuerpo
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