Hace un tiempo atrás "bloguié" en torno a la importancia de identificar los alimentos locales, que crecen silvestres y que poseen valor nutricional y medicinal. Al hacerlo, podemos estar preparados para afrontar situaciones alimentarias críticas, en este proceso de cambio inminente que experimentamos a nivel mundial. (vea la-enredada-esperanza-del-chicharo para más detalles).
En esta ocasión, deseo comentar sobre una planta silvestre que se incorpora cada vez más en preparaciones culinarias. Se trata de la ortiga (brava) o Urera baccifera. En muchas ocasiones, mientras miraba los entornos boscosos durante mi adolescencia, la ortiga se dejó sentir como quien marca su territorio, provocando un ardor/picor y dejando un área rojiza al contacto. Esta experiencia no limitaba mi exploración, pero sí me recordaba de la importancia de caminar espabilada.
Más allá de eso, no conocía a la ortiga, aunque sí había escuchado sobre el uso de la ortíga como medio de purificación, donde personas (como mi esposo) han sido "ortigadas" por curanderos indígenas, como parte de procesos de depuración. Pero, de ahí a comerla no fue hasta hace poco, en una actividad organizada por Slow Food Boricua en Ponce, que una amiga, la doctora homeópata Elizama Montalvo, compartió con nosotros su conocimiento culinario y nos dió a probar una ortiga salteada. Para mí ese fue el plato del día, porque pude combinarlo sobre pan y con hummus de garbanzo y como una acompañante del arroz y las habichuelas hechas por la amiga y colega de la comida aternativa, Chef Rebbeca. Otro día la comí como relleno en una empanada de trigo orgánico, en la Feria de Agricultura Sana y Alimentos Alegres y fue igualmente deliciosa la experiencia. Así me interesé en conocer más sobre esa planta que equivocadamente se ha ganado el nombre de "mala yerba".
Comparto algunos sitios de interés del internet, donde se tratan las propiedades medicinales y nutricionales de la ortiga, las cuales son muchas y evidencian la viabilidad de la planta como alternativa local de consumo. Lo mejor de todo es que se reproduce de manera silvestre, ¡como regalo de la Pachamama!
Elizama compartió con nosotros su exquisita receta y pueden usarla. Lo peor que puede pasar es que se les pegue un ardorcito por un corto período de tiempo. Una vez se lavan las hojas, ya se pueden comer. Trátalas en ensaladas, sopas, salteados o tómalas como zumo o infusión. Es muy versátil y nutritiva por demás, pero como en todo, es importante consumir la ortiga de manera moderada, ya que a veces puede ocasionar reacciones estomacales y cutáneas y problemas al orinar.
Receta de ortiga gracias a Elizama Montalvo Una anécdota culinaria
Hoy, hice de nuevo la ortiga. Cogimos 10-12 hojas: las más tiernas. Las remojé en agua caliente, con jugo de limón y 1 cubito de rampuzel y un poco de vegit. Corté media cebolla blanca y 2 pulgadas de 1 leek (puerro), y los salteé con aceite de semilla de uva y una cucharadita de curry paste (THAI). El remojo se hizo por media hora y luego se las añadí con todo y agua del remojo a la cebolla y el leek y lo dejé evaporando (a fuego medio). Le añadí chipotle peppers, a gusto y terminé con un poquito de aceite y más jugo de limón y sal a gusto. Creo que me quedó mas tierna que la primera vez y no usé vinagre de manzana, como la primera vez.
Hoy, hice de nuevo la ortiga. Cogimos 10-12 hojas: las más tiernas. Las remojé en agua caliente, con jugo de limón y 1 cubito de rampuzel y un poco de vegit. Corté media cebolla blanca y 2 pulgadas de 1 leek (puerro), y los salteé con aceite de semilla de uva y una cucharadita de curry paste (THAI). El remojo se hizo por media hora y luego se las añadí con todo y agua del remojo a la cebolla y el leek y lo dejé evaporando (a fuego medio). Le añadí chipotle peppers, a gusto y terminé con un poquito de aceite y más jugo de limón y sal a gusto. Creo que me quedó mas tierna que la primera vez y no usé vinagre de manzana, como la primera vez.
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