Al
leer la introducción del libro, The
Plant Paradox, percibí la energía que
llega con la persona quien trata de convencerte, al usar frases
contundentes, generalizaciones y hasta hipérboles, con tal de que le
creas. La narrativa del libro es muy coloquial y directo y se palpa
el entusiasmo (tal vez demasiado para mi gusto). Se prometen cambios,
como una pastillita mágica que resuelve todos los problemas de
salud, cuando se sabe que no es posible señalar hacia una sola causa
al momento de tratar las enfermedades. Por otra parte, pudiese
reducirse el sentido de responsabilidad personal, al señalarse que
toda la culpa la tienen las lectinas de las plantas.
El libro ha
creado controversia entre médicos quienes son expertos en nutrición,
cosa que no es el Dr. Gundry, aunque por otro lado sus credenciales
sean impresionantes. El libro está repleto de interés comercial en
términos de la promoción de suplementos que Gundry vende. Su
pequeño recetario se basa de manera exagerada en productos costosos
sin mucho valor nutricional ya que son precocidos y a las personas,
cuya alimentación solamente proviene de las plantas, se les podrá
hacer difícil implementar muchas de las recetas. Los empaques de
estos productos, que generan desperdicios, son otro asunto
desfavorable.
Al realizar
una búsqueda por el Internet, de las críticas del plan alimentario
de Gundry, encontré un gran número de videos y artículos
realizados por médicos con experiencia investigativa en el campo de
la nutrición, como lo son los doctores Collin Campbell, Garth Davis
y Michael Greger, por mencionar algunos. Estos tildan de absurdas,
irrelevantes y erróneas las conclusiones de Gundry. Mencionan que
muchas de las referencias ofrecidas por Dr. Gundry están mal
representadas o escasas.
Yo diría
que en cierto modo la información es parcialmente correcta, ya que
evitar las lectinas pudiese ayudar algunas personas. Pero, por lo
general, considero que es un error eliminar por completo las fuentes
de proteína vegetal más importantes para los seres humanos, ya que
existen procesos para prepararlas apropiadamente, como remojar,
fermentar, cocinar a temperatura alta y con presión, para así
superar los posibles efectos nocivos de las lectinas. Además, el
cuerpo puede generar defensas efectivas contra los efectos nocivos de
las lectinas, por lo que me parece que la solución está en tomar en
cuenta la frecuencia del consumo y la variedad y la calidad de los
productos a ingerirse.
Tras tratar
de seguir las premisas planteadas en el libro por el corto plazo de
una semana, me sentí con algo de mareo, quizás por la ingesta de
menos azúcares (carbohidratos) y con deseos continuos de comer,
constante sed, antojos por cosas dulces y cambios en mi rutina de ir
al baño. Mi esposo decidió prolongar el “experimento”.
Estaremos observando.
En el
Ayurveda, que propone una alimentación inclusiva, se dan las guías
para que, a través de la autobservación y la comprensión de las
funciones del cuerpo, uno utilice combinaciones de alimentos que
favorezcan su tipo de cuerpo, tras tomar en cuenta el entorno
ambiental. También, se trabaja la alimentación consciente mediante
la comprensión de las energías o fuerzas sutiles, conocidas como
gunas.
Entiendo
que no debemos dejar las decisiones de nuestra alimentación a otros.
Nos corresponde tomar las riendas de nuestras vidas y lograr la
alimentación sabia.
Comentarios
Publicar un comentario